El pequeño asteroide 1997 XF11


Alrededor de las 10:30 de la mañana del 12 de febrero de 1947, habitantes de la región de Vladivostok, Rusia, observaron una brillante bola de fuego moviéndose en el cielo de Norte a Sur, la cual dejó una estela de humo que permaneció visible por un par de horas. Poco después de desaparecer el bólido atrás de las montañas se escucharon fuertes estruendos o explosiones. Al explorar la región boscosa donde cayó el meteoro se encontraron mas de un centenar de cráteres, los mayores de mas de diez metros y hasta 25 metros de díametro. Eventualmente cientos de pedazos de hierro y niquel, con un peso total de mas de veinte toneladas, fueron encontrados en la zona.

Cincuenta años antes, en la madrugada del 30 de junio de 1908, una enorme bola de fuego fue vista moviéndose rápidamente en el cielo de Siberia Central. El impacto de este meteoro fue tremendo: una superficie de bosque poco mayor que el Distrito Federal fue arrazada y miles de árboles ardieron cerca del punto de impacto. La onda de choque que se produjo en la atmósfera dió dos vueltas alrededor de la Tierra y por dos días hubo tanto polvo en la atmósfera que era posible leer el periódico de noche por el reflejo de la luz en el polvo en las calles de Londres, a diez mil kilómetros de distancia. Se cree que la causa de este inusitado fenómeno, conocido como el "evento de Tunguska" por la región donde ocurrió, fue la colisión de un pedazo de cometa de unos cien metros de largo con nuestro planeta.

A pesar de estos eventos, y tal vez un poco debido a que se dieron en regiones remotas de nuestro planeta, es tan sólo en la última década que ha habido un monitoreo de asteroides y meteoritos cercanos a la Tierra. La Unión Astronómica Internacional (UAI) ha creado una lista de "asteroides potencialmente peligrosos", la cual incluye 108 objetos, la mayor parte de los cuales han sido descubiertos en los últimos cinco años. Uno de ellos, bautizado "1997 XF11" de acuerdo a las reglas de nomenclatura de la UAI, descubierto el 6 diciembre pasado por Jim Scotti de la Universidad de Arizona, fue tema de una alarmante noticia suscitada por uno de los telegramas astronómicos (el 6837) emitido por la UAI el 11 de marzo. En este telegrama se reportó que, a partir de la órbita calculada con datos tomados en los 88 días transcurridos desde el descubrimiento de 1997 XF11, se calculó que el 26 de octubre de 2028 este objeto pasará a tan solo 46000 kilómetros de la Tierra. Una estimación independiente, no divulgada en ese momento, indicó una distancia de acercamiento del objeto a la Tierra de 34400 kilómetros. Si uno considera que la Tierra tiene un diámetro de 12756 kilómetros y que con tan solo tres meses de datos no es posible calcular una órbita con toda precisión, la posibilidad de que este objeto choque con la Tierra no podía descartarse.

Las primeras estimaciones del tamaño de 1997 XF11, un objeto menor de nuestro sistema solar, sugieren dimensiones de alrededor de un kilómetro y medio, unas diez veces mayores que las calculadas para el meteoro que cayó en Tunguska y diez veces menores que las estimadas para el asteroide que cayó hace 65 millones de años en el golfo de México creando el ahora famoso cráter de Chicxulub, y que se cree dió lugar a la extinción de los dinosaurios.

Frecuentemente se da el caso en astronomía de objetos que han aparecido por casualidad en imágenes tomadas antes de su descubrimiento. Tres investigadores del Jet Propulsion Laboratory de la NASA reportaron tener registros de 1997 XF11 en películas fotográficas tomadas en marzo de 1990. Gracias a estos datos ha sido posible re-evaluar con mucha mayor precisión la órbita del objeto y este cálculo indica que pasará suficientemente lejos, casi un millón de kilómetros de distancia, y que una colisión con nuestro planeta está prácticamente descartada. Esta información apareció en el telegrama 6839 de la UAI emitido casi exactamente veinticuatro horas después del reporte inicial.

Esta alarma momentánea nos recuerda que si bien la colisión de un pequeño asteroide con la Tierra en los próximos siglos es remota, no puede ser descartada y que el estudio de objetos como los "asteroides potencialmente peligrosos" puede alertarnos de la situación con décadas de anticipación. Mas peligrosos que 1997 XF11 son los asteroides o meteoritos un poco mas pequeños, digamos de trescientos metros de tamaño, mas díficiles de detectar pero mas numerosos. Programas como el Near-Earth Asteroid Tracking de la NASA están destinados a la búsqueda y estudio de objetos como 1997 XF11. Muchas de las observaciones de estos programas son hechas por astrónomos aficionados en coordinación con astrónomos profesionales. Seguramente alguno de estos estará observando a 1997 XF11 el 26 de octubre de 2028, recordando que durante un día, treinta años atrás, fue considerado una seria amenaza.


Esperanza Carrasco Licea & Alberto Carramiñana Alonso
Diario Síntesis, 17 de marzo de 1998

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