La nebulosa del Cangrejo


En el año de 1054, el astrólogo de la corte china Yang Wei-te anunció la llegada de una nueva estrella: "humildemente observé que una estrella huésped había aparecido; encima de dicha estrella había un débil halo, de color amarillo. Si uno examina cuidadosamente el pronóstico concerniente al emperador, la interpretación es la siguiente: el hecho de que la estrella huésped no traspasó Pi y su brillo es grande significa que hay una persona de gran valía." Los registros chinos permiten ubicar la aparición en la constelación de Tauro. Del otro lado del mundo, algún indio de la cultura Anazi dibujó un registro del evento que ha perdurado hasta nuestras fechas. Esta estrella nueva fue también observada en Japón y en tierras musulmanes pero, curiosamente, no hay testimonios en el continente europeo. Fue observada durante casi dos años durante los cuales su brillo, que originalmente fue claramente superior al de Venus, fue disminuyendo gradualmente hasta dejar de ser perceptible.

En esa misma zona del cielo se encuentra la llamada nebulosa del Cangrejo, o M1, primer objeto en el catálogo de Messier. Con telescopios pequeños (digamos de veinte centímetros) se ve solamente una tenue nebulosa de forma ovalada, y es necesario telescopios mas grandes para percibir su estructura filamentaria. En 1939 John Duncan del observatorio de Mount Wilson, comparando placas fotográficas de la nebulosa tomadas en 1909, 1921 y 1938 encontró que esta nebulosa está expandiendose y, al comparar su tasa de expansión con su tamaño, determinó que el objeto tenía tan solo unos ochocientos años de edad. Por la misma época, Nicholas Mayall en el observatorio de Lick, empleando técnicas de espectroscopía encontró que la velocidad de expansión de la nebulosa era superior a los mil kilómetros por segundo. Jan Oort y el propio Mayall publicaron en 1942 un artículo, acompañado por una recopilación de información histórica de un experto en culturas orientales, mostrando que la nebulosa del Cangrejo corresponde con la estrella huésped observada por los chinos en 1054. A partir de entonces, la asociación entre la nebulosa del Cangrejo y la supernova del año 1054 ha quedado firmemente establecida.

La nebulosa del Cangrejo ha seguido dando sorpresas. En 1949 se descubrió que es una intensa fuente de ondas de radio, y cinco años después se determinó que estas son generadas por partículas (electrones) moviendose dentro de la nebulosa a velocidades muy cercanas a la de la luz. En 1968 se encontró que la nebulosa contiene un pulsar, una estrella de tan solo veinte kilómetros de diámetro girando sobre su eje treinta veces por segundo. Poco después se estableció que tanto la nebulosa como el pulsar son intensas fuentes de rayos X y rayos gamma.

Las numerosas observaciones de este objeto nos han ayudado a establecer la naturaleza de esta nebulosa y del pulsar. La estrella huésped observada en 1054 correspondió a la explosión que dió fin a una estrella unas ocho veces mas masiva que el Sol, explosión que se conoce como supernova. En la explosión la parte central de la estrella se colapsó hacia el interior, creando la estrella de neutrones que hoy vemos como el pulsar. Se estima que al formarse el pulsar giraba dos o tres veces mas rapidamente que hoy en día, tal vez a razón de cien veces por segundo. Esta explosión produjo elementos químicos pesados como el niquel, cobalto, aluminio, cobre, oro y plata, que no habian podido ser producidos por la estrella en sus diez o viente millones de años. La materia que alguna vez formó las capas externas de la estrella salió arrojada a velocidades tal vez de hasta unos diez mil kilómetros por segundo. Es este gas el cual formó eventualmente la nebulosa que observamos hoy en día. En las semanas siguientes a la explosión la supernova brilló millones de veces mas intensamente que como lo había hecho durante su vida como estrella normal. Al expanderse el gas este fue enfriandose y brillando cada vez con menos intensidad. Sin embargo, la combinación de rotación rápida y campo magnético intenso es una característica de los pulsares que los hace eficientes aceleradores de partículas: al poco tiempo el pulsar recién formado empezó a proveer a la nebulosa de partículas con muy alta energía la cuales son las responsables del brillo actual de la nebulosa. En pocas palabras, es el pulsar la fuente de energía que mantiene brilando a la nebulosa del Cangrejo. Dentro de unos diez o veinte mil años el pulsar girará mucho mas lentamente y ya no podrá proveer suficientes electrones energéticos a la nebulosa para mantener su brillo. Por otro lado la nebulosa se habrá expandido al punto de ser muy tenue y disolverse en el medio interestelar.

Creemos que este serie de acontecimientos suceden en nuestra galaxia una vez cada treinta años, pero que rara vez podemos verlos debido a nuestra posición en la Galaxia. Sin embargo es solo en el Cangrejo donde tenemos todas las piezas del rompecabezas: la observación de la explosión, la nebulosa y el pulsar. Existen algunos objetos en el cielo que son de particular importancia para nuestra comprensión de los fenómenos celestes. El mas obvio es el Sol. Pero hay otros como la nebulosa de Orión, sitio de formación estelar; la nebulosa de Andrómeda, la mayor de nuestras galaxias vecinas; el cúmulo de galaxias de Virgo, frontera entre el Universo cercano y el lejano; y, entre ellos, la nebulosa del Cangrejo, M1, es nuestra mas clara ilustración de la relación entre las supernovas, las nebulosas y los pulsares.


Esperanza Carrasco Licea & Alberto Carramiñana Alonso
Diario Síntesis, 1 de septiembre de 1998

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