Quironte, los centauros y el cinturón de Kuiper


El Sol, con 99.99% de la materia del sistema solar, es el centro dominante del sistema solar; después vienen los planetas, que pueden separarse en planetas "gigantes" (Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno) y planetas "terrestres" (Mercurio, Venus, la Tierra y Marte), siendo Plutón un caso aparte. Alrededor de cada planeta, excepto Mercurio y Venus, giran una o varias lunas o satélites, conociéndose mas de sesenta en la actualidad. Mientras que las mas grandes, Ganímedes, Titán y Calixto, son comparables a los planetas mas pequeños, como Mercurio o Plutón, las lunas mas pequeñas que conocemos miden apenas veinte o treinta kilómetros. Estas se parecen mas a los componentes menores de nuestro sistema solar: los asteroides y cometas. Los asteroides son "piedras" que giran alrededor del Sol describiendo círculos o elipses poco elongadas, la mayoría entre Marte y Júpiter; los cometas, por su parte, son "hielos" que se mueven describiendo ya sea elipses alargadas (cometas que regresan), o una trayectoria no cerrada (cometas que nunca retornan), y que al acercarse al Sol adquieren una larga cola formada por la evaporación del material del propio cometa.

En octubre de 1977, Charles Kowal descubrió un objeto que fué bautizado con el nombre de "Quironte" (Chiron en inglés). A diferencia de los asteroides, que se hallan entre Marte y Júpiter, Quironte está unas seis veces mas alejado del Sol, pasando la mayor parte del tiempo entre las órbitas de Saturno y Urano. Quironte se mueve describiendo una elipse bastante alargada, de tal forma que su distancia al Sol oscila entre 8.5 y 20 veces la de la Tierra al Sol. Hasta hace unos cinco años, no se conocía ningún asteroide que estuviera tan lejos del Sol. El año pasado Quironte alcanzó su mayor acercamiento a la Tierra, evento que se da cada 51 años. Esta posición favorable, que dura varios años, permitió descubrir en 1988 que Quironte tiene una pequeña cauda o cola: Quironte resultó ser un cometa. Pero no un cometa cualquiera: Quironte es veinte veces mas grande que el cometa Halley, y si llegara a acercarse al Sol como este último, sería el cometa mas espectacular de todos los tiempos. Desafortunadamente esto no sucederá en los próximos siglos.

En 1992 se descubrió otro objeto similar, llamado "Pholus", cuya distancia al Sol varía entre 10 y 30 veces la distancia Tierra-Sol, y surgió la sospecha de que Quironte y Pholus no son los únicos cometas/asteroides que andan entre Saturno y Urano. A la fecha se conocen seis de estos objetos, denominados Centauros. El descubrimiento de Quironte y los otros Centauros revivió el interés acerca del origen de los cometas. En 1950, Jan Oort, uno de los mas grandes astrónomos de este siglo, postuló que los cometas de órbita mas elongada vienen de una región esférica situada miles de veces mas lejos que los planetas del Sol. Esta nube (que a la fecha sigue siendo puramente hipotética) se conoce como la nube de Oort. Un año después Gerald Kuiper, otro de los mas eminentes astrónomos de este siglo, y de origen holandes al igual que Oort, propuso que los cometas que vemos regresar, como el cometa Halley, vienen de una región situada un poco mas lejos que Neptuno, y denominada el cinturón de Kuiper. A diferencia de la nube de Oort, los telescopios mas potentes han sido capaces de encontrar objetos del cinturón de Kuiper, y en los últimos cuatro años se han detectado 39 pequeños objetos (muy probablemente cometas) mas allá de Neptuno.

La creencia actual es que los Centauros se escaparon del cinturón de Kuiper, probablemente al ser atraidos por Neptuno o algún otro de los planetas gigantes. Al estar mas cerca de estos planetas, es probable que en los próximos (miles? millones?) de años sufran varios jalones y cambien de posición. Nadie sabe que sucederá eventualmente con los Centauros, una posibilidad es que terminen como lunas de alguno de los planetas gigantes. Hay quienes creen que Plutón, su luna Caronte, y Tritón, la luna mayor de Neptuno, fueron en el pasado los objetos mas grandes del cinturón de Kuiper. Ante opciones tales como orbitar al Sol por cuenta propia, caer al Sol o ser arrojado fuera del sistema solar, el convertirse en una luna tal vez sea el final mas honorable que puede tener un Centauro.


Esperanza Carrasco Licea & Alberto Carramiñana Alonso
Diario Síntesis, 11 de febrero de 1997

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