Astronomía de 1900 a 1999


La ciencia y la tecnología avanzaron dramáticamente durante el siglo que está por terminar, y la astronomía no ha sido la excepción. No sólo en cuanto a nuestro conocimiento del Universo, sino también en los recursos que existen hoy en día para su exploración. Mientras que el 1 de enero de 1900 no había en el mundo un sólo telescopio con un espejo de dos o mas metros de diámetro, hoy hay espejos de ocho metros (lo que significa 16 veces mayores en capacidad de captar luz), además del telescopio Keck con varios espejos hexagonales equivalentes a uno sólo de diez metros de diámetro. Mas aun, desde hace poco mas de una década practicamente todos los telescopios profesionales cuentan con detectores optoelectrónicos mucho mas eficientes y versátiles que el ojo humano o que las placas fotográficas que se empleaban en 1900. A finales del siglo pasado apenas hacía unos pocos años que Roentgen había descubierto los rayos X y nadie se imaginaba que un día habría en órbita telescopios diseñados no sólo para observar luz visible, como el Hubble, sino también para investigar el Universo en este tipo de radiación, como el XMM lanzado hace menos de una semana. No sólo eso: hoy hablamos de radioastronomía, de astronomía infrarroja, milimétrica, de fuentes celestes de rayos gamma. El siglo XX quedará marcado como la era en la cual se abrieron (casi todas) las ventanas al Universo.

Además de contar con poderosas herramientas para la observación del cosmos, hoy es posible simular la colisión de galaxias, la formación de estrellas, el movimiento caótico de Plutón (descubierto en 1930), procesos que no podemos estudiar de otra forma por ser irreproducibles en un laboratorio e inobservables directamente por durar millones de años; o la explosión de una supernova, uno de los pocos fenómenos del cosmos que tarda mas en ser simulado que en suceder. El uso de computadoras, desde poco mas que una tarjeta electrónica para el control del movimiento de telescopios hasta las mas poderosas supercomputadoras existentes, ha sido también un importante elemento para el avance de la astronomía.

La revolución de nuestro conocimiento del Universo no ha sido menos que la de la tecnología disponible para su estudio. En 1900 estaba abierta la cuestión de si las nebulosas espirales eran parte de la Vía Láctea y ésta constituía la totalidad del Universo o si eran, como mostró Edwin Hubble, galaxias distintas, otros "Universos-isla". Una década después el mismo Hubble haría uno de los descubrimientos científicos mas importantes del siglo: el de la recesión de las galaxias, la primera evidencia de la expansión del Universo, insospechada incluso por Einstein, a pesar de que la teoría de la relatividad (producto del siglo XX) dificilmente acepta un Universo estático. De la expansión del Universo, apoyada por el descubrimiento del fondo de microondas en 1965, solo fue necesario un paso para concluir que el Universo tuvo un inicio, hoy apoyado por la teoría de la Gran Explosión -tema ineludible de estudio para el siglo XXI. Los últimos resultados convergen en asignarle al Universo una edad de entre doce y quince mil millones de años.

En 1900 no se sabía que las estrellas brillaban mediante reacciones nucleares, y que cuando dejan de hacerlo se convierten en objetos extremadamente densos y compactos, como son las estrellas enanas blancas o las estrellas de neutrones. La actividad magnética en el cosmos era desconocida: George Ellery Hale mostró su relación con la actividad solar, origen de las auroras boreales; hoy sabemos que el medio interestelar está permeado por un débil campo magnético que juega un papel fundamental en el nacimiento de las estrellas a partir de gigantescas nubes moleculares. La detección de planetas en otras estrellas, uno de los mas difundidos descubrimientos de los últimos cinco años, era inpensable hace cien años.

Las nuevas ventanas de la astronomía han aportado un nuevo concepto: el del Universo violento. La radioastronomía dió los primeros indicios de los cuasares, los cuales tienen dimensiones parecidas a las del sistema solar, pero liberan mas energía que una galaxia. El concenso entre los astrofísicos de finales del siglo XX es que hoyos negros con mas masa que cien millones de soles devoran una masa equivalente a la de la Tierra cada segundo. En la década de los setenta los satélites de rayos X mostraron un panorama similar entre estrellas binarias, donde materia de una estrella cae en un hoyo negro o en una estrella de neutrones generando una intensa emisión de rayos X. Y, uno de los grandes enigmas de los últimos años, los estallidos de rayos gamma son muy probablemente los eventos mas violentos del Universo, emitiendo en unos cuantos segundos mas energía que la que habrá radiado el Sol a lo largo de sus diez mil millones de años de vida.

¿Será que el siglo XX -como lo sugirió el notable físico Richard Feynman- ha sido la era de los descubrimientos científicos, en forma análoga a los descubrimientos geográficos de la navegación de los siglos XV y XVI? ¿O debemos esperar que la imagen del cosmos el 31 de diciembre de 2099 sea tan radicalmente distinta a la actual como la de hace cien años? Como sea, le damos la bienvenida al 2000, último año del siglo XX.


Esperanza Carrasco Licea & Alberto Carramiñana Alonso
Diario Síntesis, 14 de diciembre de 1999
(por error este artículo salió hasta el miércoles 15/12/99.)

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