Deep Space 1: vuelo ligero hacia el nuevo milenio


El lanzamiento de la pequeña sonda espacial Deep Space 1, el 24 de octubre de 1998, no fue un acontecimiento que marcara las primeras planas de los periódicos. Pocos meses después, el 29 de julio de 1999, Deep Space 1 al cumplir con éxito su principal objetivo científico y acercarse a solo 15 kilómetros del pequeño asteroide Braille (conocido también como 1992 KD) para realizar un estudio de este objeto, el hecho también pasó mayormente desapercibido. Hoy la pequeña nave, diseñada para una misión de dos años, avanza hacia un nuevo objetivo: el encuentro con el cometa Borrelly dentro de un año. Independientemente del éxito en esta nueva etapa de su misión, la discreta nave Deep Space 1 ha logrado mucho mas de lo parece. Deep Space ha probado una docena de nuevas tecnologías, incluido un sistema de propulsión en el espacio que promete abrir nuevas fronteras en el nuevo milenio: la propulsión iónica.

Deep Space 1 es la primera de las denominadas "misiones del nuevo milenio" de la Agencia Aereonaútica y del Espacio Estadounidense, la NASA. Es una misión de "alto riesgo", en el sentido de que prueba varias innovaciones tecnológicas por vez primera, dependiendo de ellas para cumplir con éxito su misión científica. El verdadero objetivo de Deep Space 1 ha sido el demostrar la viabilidad de avances tecnológicos en el espacio, los cuales podran ser posteriormente empleados con confianza en futuras misiones. Deep Space 1 demostró no solo la eficiencia de la propulsión iónica, sino que también contó con un sistema de navegación autónoma, una cámara y espectrógrafo miniatura, electrónica de bajo consumo, un sofisticado sistema computarizado que permite a la nave diseñar y ejecutar sus propios planes de vuelo y un sistema novedoso de comunicación con la Tierra, entre otros sistemas nunca antes empleados en vuelo. Considerando la cantidad de sistemas no antes probados, es sorprendente el éxito de Deep Space 1.

De todas las innovaciones, la propulsión iónica es sin duda la mas importante. Deep Space 1 emplea como combustible el gas xenón, un elemento químicamente inerte. Este gas es bombardeado por electrones emitidos por un tubo catódico similar al que hay en el interior de los televisores. Los electrones arrancan otros electrones de los átomos de xenón, dejándolos con un exceso de carga positiva, en una configuración denominada ión. Estos iones son acelerados en la parte trasera de la cámara de propulsión por un campo eléctrico de poco mas de mil voltios, abandonando la nave a velocidades de mas de treinta kilómetros por segundo. Los iones son tan ligeros que el impulso total que le dan a la nave es apenas comparable a la fuerza que ejerce el peso de una hoja de papel. Sin embargo, la cantidad de xenón requerida para proporcionar este impulso es diez veces menor que la que requeriría un combustible convencional. Así, después de nueve meses de vuelo, dos y medio de ellos empleando el novedoso sistema de propulsión, Deep Space 1 incrementó su velocidad, en relación a la del lanzamiento inicial, en 2400 kilómetros por hora a costa de solo once kilogramos de xenón. Para diciembre de este año la nave terminará de consumir otros 69 kilogramos de xenón, habiendo aumentado su velocidad en mas de 9000 kilómetros por hora con respecto a la de lanzamiento. Si todo sigue bien, tras completar mas de 1800 millones de kilómetros, la sonda alcanzará al cometa Borrelly en septiembre del 2001.

Otra novedad de Deep Space 1 es su sistema de navegación inteligente. Normalmente la posición de una nave es determinada a través de señales de la nave captadas desde la Tierra. Deep Space 1 emplea una pequeña cámara para guiarse por el movimiento aparente de asteroides con respecto a estrellas, sin necesidad de recibir frecuentes instrucciones desde la Tierra. Deep Space 1 es la primera nave que "sabe guiarse sola". Por si fuera poco, el sistema de navegación determina cuanta potencia requiere el sistema de propulsión, logrando optimizar el consumo de la energía que captan los páneles solares, los cuales también cuentan con innovaciones tecnológicas críticas para el éxito de la misión.

El encuentro de Deep Space 1, de menos de media tonelada de peso, con el asteroide Braille ha abierto la cuestión acerca de si los asteroides menores, como Braille, son fragmentos de asteroides mayores, como Vesta, o si los asteroides menores y mayores se formaron al mismo tiempo. Aunque es posible que su encuentro con el cometa Borrelly dé también lugar a algunos resultados científicos interesantes, lo mas notorio de Deep Space 1 será la larga supervivencia de una pequeña nave construida con tantas innovaciones tecnológicas nunca antes probadas.


Esperanza Carrasco Licea & Alberto Carramiñana Alonso
Diario Síntesis, 12 de septiembre del 2000

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