El espejo del telescopio de Cananea


Doce kilómetros al Norte de la ciudad de Cananea y unos veinticinco al Sur de la frontera entre Sonora y Arizona, se halla el Observatorio Astrofísico Guillermo Haro. Es, junto con el Observatorio Astronómico Nacional, situado en la Sierra de San Pedro Mártir, Baja California, uno de tan solo dos observatorios profesionales con un nivel competitivo a escala internacional. El telescopio principal de ambos observatorios tiene un espejo de dos metros y doce centímetros de díametro. A pesar de verse pequeño junto con los mayores espejos astronómicos del mundo, de cinco, seis y proximamente hasta ocho metros de díametro, el espejo del telescopio del observatorio de Cananea es la componente vital de uno de los mas poderosos telescopios latinoamericanos. Ha sido utilizado no solo por investigadores de varias instituciones de México, sino también de países del primer mundo, como Inglaterra, Alemania, Italia y España.

Un espejo de estas dimensiones con las características requeridas para la observación astronómicas no es un espejo convencional. Se requiere una superficie hiperbólica (característica del diseño Richtey-Chretien del telescopio) de altísima precisión, con desviaciones menores a una diez milésima de milímetro. Para que la forma requerida se conserve a distintas temperaturas, es necesario que el espejo esté hecho de un material con baja expansión térmica. Los espejos astronómicos son en realidad vidrios tallados y pulidos hasta tener la forma necesaria, recubiertos de una delgadísima capa de aluminio, la cual efectivamente convierte al vidrio en espejo. Por sus características, este recubrimiento de aluminio es sumamente delicado y debe renovarse después de unos pocos años.

El vidrio del espejo del telescopio de Cananea fue donado por el Optics Science Laboratory de la Universidad de Arizona. Originalmente era un cilíndro plano del material "cervit", material que practicamente no se expande con la temperatura, el cual fue tallado y pulido en el taller de óptica del INAOE (Instituto Nacional de Astrofísica Optica y Electrónica), en Tonantzintla, Puebla. Es el mayor vidrio astronómico pulido en América Latina. El pulido de este tipo de superficies debe hacerse con enorme cuidado y es necesario realizar continuamente pruebas ópticas para verificar la forma de la superficie. Esta operación duró cinco años, de 1973 a 1978. Como resultado quedó el espejo primario, de casi tres toneladas de peso que por sus proporciones mas bien parece una dona: tiene un espesor de cerca de cuarenta centímetros y un hoyo central de mas de medio metro de diámetro. La luz de los astros incide primero en el espejo primario para después de reflejarse en el espejo secundario, situado enfrente del espejo primario, y posteriormente pasa por el hoyo del espejo primario para finalmente llegar a los instrumentos astronómicos. El espejo secundario mide cincuenta y cinco centímetros de diámetro y fue hecho con el material extraído del hoyo central del espejo primario.

Ya en la década de los ochentas el vidrio tallado fue transportado a Cananea donde eventualmente se instaló en el telescopio del INAOE que vió su primera luz en 1986. El recubrimiento con la delgada capa de aluminio fue hecho en el observatorio de Kitt Peak, Arizona, pocos años antes y no se renovó hasta 1993. Durante la segunda y tercera semana del mes de abril de este año se llevó exitosamente a cabo la delicada operación de desmontar el espejo del telescopio, transportarlo al observatorio de Kitt Peak para que se le de un nuevo recubrimiento, transportarlo de regreso y montarlo nuevamente en la masiva estructura mecánica que lo soporta. La capa de aluminio que se depositó tiene un espesor de una diez milésima de milímetro, y a pesar de cubrir mas de tres metros cuadrados la cantidad de aluminio que forma el recubrimiento es menor a un gramo. Medidas efectuadas inmediatamente después del aluminizado muestran que los dos espejos, primario y secundario, reflejan ahora mas del 90% de la luz que incide sobre ellos. Gracias a este nuevo recubrimiento, el telescopio del Observatorio Astrofísico Guillermo Haro podrá seguir funcionando varios años para apoyar el avance de la astronomía en nuestro país.


Esperanza Carrasco Licea & Alberto Carramiñana Alonso
Diario Síntesis, 21 de abril de 1998

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