La nave Galileo y su viaje a Júpiter


Tres y medio siglos después de la muerte de Galileo Galilei, el 18 de Octubre de 1989, el transbordador espacial Atlantis envió al espacio la nave Galileo, cuya misión primordial es el estudio del planeta Júpiter, el mas grande del sistema solar. Poco mas de 6 años después, el 7 de Diciembre pasado, esta nave entró en órbita alrededor de Júpiter, cuatro meses después de haber lanzado una sonda que penetró la inóspita atmósfera del planeta gigante.

La nave Galileo siguió una trayectoria un tanto extraña para llegar a Júpiter: cuatro meses después de su lanzamiento pasó cerca de Venus; al año y dos meses pasó cerca de la Tierra y nos volvió a visitar otros dos años después, en Diciembre de 1992, para finalmente adquirir la trayectoria que en tres años lo llevaría hasta Júpiter. Es decir que de los seis años que han transcurrido desde su lanzamiento, Galileo pasó la mitad cerca de la Tierra (Venus es nuestra vecina) y la otra mitad en camino a Júpiter. La razón de esta trayectoria, y del largo tiempo que implicó para llegar a Júpiter (las sondas Pionero y Viajero llegaron en menos de dos años), es principalmente económica. Resulta mucho mas barato enviar naves al espacio con el transbordador espacial que con los cohetes que se utilizaban mayormente en el pasado. Sin embargo, el transbordador no puede proporcionar el mismo ``empujón'', y de hecho no es capaz de darle un impulso suficientemente fuerte a la nave para poder llegar en una trayectoria balística hasta Júpiter. En lugar de enviar a Galileo en una ruta directa, se aprovechó lo que se conoce como ``transferencia asistida por gravedad'': al pasar cerca de algún planeta, este atrae a la nave mediante su campo gravitacional. El efecto neto de esta atracción es el de proporcionar un jalón a la nave, la cual sale de la vecindad del planeta con mayor velocidad que con la que llegó. Galileo fue acelerado tres veces de esta forma, una por Venus y dos por la Tierra, y así adquirió suficiente velocidad para realizar el viaje hasta Júpiter. Para la NASA esto le significó poder utilizar el transbordador espacial para lanzamiento, en vez de un cohete, y con esto ahorrar una cantidad millonaria de dólares. Dadas la presiones presupuestales de la NASA, este tipo de medidas representan la diferencia entre llevar a cabo una misión o no.

Galileo, aprovechando su pequeño tour del sistema planetario, ha visitado otro par de objetos: los asteroides Gaspra e Ida. En Agosto de 1993, al pasar a tan solo 1100 kilómetros de Ida descubrió un pequeño objeto que gira alrededor de Ida, el primer satelite de un asteroide. Como pudo Ida adquirir su satelite es un enigma.

La nave Galileo es en realidad una misión doble a Júpiter: mientras que la nave permanecerá en órbita alrededor de Júpiter un par de años, una sonda de unos 340 kilos de peso, con el mismo nombre, realizó una de las misiones mas audaces en la exploración del sistema solar. La sonda se separó de la nave el 13 de Julio pasado y viajó los últimos 80 millones de kilómetros por cuenta propia, para entrar en misión suicida al planeta. Atraida por la fuerte gravedad del planeta, la sonda impactó la parte externa de la atmósfera joviana a la sorpredente velocidad de 170,000 kilómetros por hora (Puebla-México en tres segundos), la mayor velocidad de impacto que haya tenido un objeto hecho por el hombre. La entrada a la atmósfera dió lugar al frenado de la sonda, y en tan solo cuatro minutos esta redujo su velocidad a tan solo 430 kilómetros por hora. La fricción con el gas de la atmósfera hizo que la sonda fuera envuelta por gas a una temperatura de 15500 grados centigrados, casi tres veces mayor que la de la superficie del Sol. Finalmente, la sonda ``kamizake'', al ir penetrando partes mas internas de la atmósfera joviana, soportó una presión 20 veces mayor que la de nuestra atmósfera, antes de ser finalmente triturada. La sonda sobrevivió 57 minutos lo que muy probablemente fue el peor maltrato al que haya sido sometido objeto alguno antes de dejar de transmitir datos. Durante este tiempo realizó (en ``carne propia'') mediciones de la composición química de la atmósfera, localizó las distintas capas de nubes, buscó señales de rayos, midió la temperatura, la velocidad de los vientos y los flujos de distintos tipos de partículas. Los científicos esperan ansiosamente los datos que revelaran con detalle esta información. Sin embargo, en estos días el Sol se halla entre nosotros y Júpiter, impidiendonos recibir la información que adquirió la sonda y no será hasta Enero cuando sepamos mayores detalles.

En comparación con la sonda, la nave principal está teniendo un muy agradable paseo. Permanecerá los próximos dos años girando alrededor de Júpiter, pasando varias veces en la vecindad de tres de las cuatro lunas que descubrió Galileo en 1610; en Septiembre del año entrante pasará a tan solo 255 kilómetros de Ganímedes; en Febrero de 1997 a 588 de Europa y en Junio del mismo año a 416 de Callisto. Además, estudiará también varias de las demás lunas (conocemos una veintena), los delgados anillos de Júpiter y su intenso campo magnético. Con esta cobertura permanente de Júpiter se está iniciando la mayor revolución en nuestro conocimiento de este planeta desde que Galileo lo miró con su telescopio hace 380 años.

Les deseamos a todos nuestros lectores una feliz navidad y un próspero año 1996.


Esperanza Carrasco Licea & Alberto Carramiñana Alonso
Diario Síntesis, 27 de diciembre de 1995