¿De regreso a la Luna?


En la década de los sesentas se vivió la famosa carrera espacial, la cual alcanzó su culminanción el 20 de julio de 1969, cuando Neil Armstrong se convirtió en el primer ser humano en pisar la superficie de la Luna. Tres años y medio después, el 19 de diciembre de 1972, tres años y medio después, concluyó la misión Apollo 17, la última de las misiones tripuladas a la Luna. El ir a la Luna dejó de ser un reto y nuestro único satélite natural dejó de ser uno de los objetivos importantes de las misiones espaciales. Sin embargo, después de mas de veinte años de aparente olvido, parece que la Agencia Espacial Estadounidense, la NASA, ha vuelto a poner sus ojos en el objeto celeste mas cercano a la Tierra.

En enero de 1994, la NASA lanzó la nave Clementine que entró en órbita lunar el 19 de febrero del mismo año y tomó cerca de dos millones de fotografías de la Luna en dos meses y medio, que resultaron en el primer mapa digitalizado de la Luna. Ademas de estudios de la topografía lunar, Clementine hizo mediciones indirectas de la composición química de la superficie de la Luna, descubriendo "de paso" un crater de doce kilómetros de profundidad en el polo sur de la Luna.

Mas recientemente, la NASA concluyó la construcción de una nueva nave espacial a ser enviada a la Luna. La nave, llamada Lunar Prospector, ha sido diseñada para obtener mapas detallados de la composición química, de la gravedad, de los campos magnéticos de la Luna, asi como para buscar signos de actividad volátil (emisiones de gases en pequeña escala). El lanzamiento del Lunar Prospector está programado para Septiembre de 1997.

La pregunta obligada es, ¿por qué ha decidido la NASA regresar a la Luna después de tantos años? La respuesta de los científicos es que a pesar de los viajes espaciales en la era de los Apolos, existe grandes lagunas en el conocimiento científico del vecino mas cercano a la Tierra. Alrededor del 75% de la superficie de la Luna no se conoce en detalle y cuestiones tales como la historia de la Luna, su composición y procesos internos se desconocen.

Durante un año el Lunar Prospector orbitará alrededor de los polos de la Luna. La información recabada ayudaá a entender el origen y evolución de la Luna, asi como a la determinación de la existencia o ausencia de agua en sus regiones polares. La existencia o ausencia de agua ha sido sugerido por el análisis de datos de radar indirectos de la misión Clementine.

A bordo de esta nave viajarán cinco intrumentos científicos. Uno de ellos estará dedicado a la búsqueda de agua, ya que el descubrimiento de hielo en las regiones polares de la Luna significaría que el agua, necesaria para la vida y siendo además una fuente potencial de oxígeno e hidrógeno, podría estar disponible para futuras misiones.

Tener un mapa de la composición elemental de la superficie de la Luna mejorará el conocimiento de la concentración de elementos tales como el uranio, torio, potasio, hierro, titanio, oxígeno, silicio, aluminio, magnesio y calcio entre otros. El conocer las concentarciones de tales elementos ayudará al entendimiento de la evolución de la corteza lunar.

Se sabe que los campos magnéticos en la Luna son débiles comparados con el campo magnético global de la Tierra. El mapa de los campos magnéticos locales ayudará a determinar el origen de tales campos y dará información del tamaño y composición del núcleo lunar.

El experimento que medirá la gravedad permitirá tener el primer mapa de la gravedad lunar, que proporcionará información acerca de las diferencias de densidad en la corteza asi como del interior lunar y de la naturaleza de su núcleo. Por otro lado, el conocimiento de la gravedad lunar es esencial para la planeación de futuras misiones, ya sean basadas en robots o exploraciones a ser llevadas a cabo por humanos.

Cuando el Lunar Prospector sea lanzado, tardará cinco días en alcanzar la Luna, hacer las maniobras necesarias y entrar en órbita alrededor de nuestro satélite. Dará una vuelta alrededor de la Luna en poco menos de dos horas, volando a unos cien kilómetros de altura sobre su superficie. De ser suficiente el combustible, se haran mapas de regiones de particular interés desde una altura de tan solo diez kilómetros. Finalmente, una vez que el combustible se haya agotado, el Lunar Prospector terminará por estrellarse con la superficie de la Luna, tal vez después de abrir un segundo gran capítulo en la exploración de nuestro satélite natural.


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Esperanza Carrasco Licea & Alberto Carramiñana Alonso
Diario Síntesis, 1 de abril de 1997