¿Listos para ir a Marte?


La llegada del hombre a la Luna es uno de los eventos mas notables del siglo XX. De repente el hombre sintió los astros a su alcance y empezó a plantearse la posibilidad de alcanzar los planetas y, eventualmente, las estrellas. Sin embargo, un tercio de siglo después, los planetas parecen estar mucho mas distantes que en aquel mes de julio de 1969. Venus, el planeta mas cercano al nuestro, es demasiado inhóspito y, dentro del sistema solar es díficil plantearse cualquier otro objetivo que un viaje a Marte. Ir al planeta rojo es una empresa de una escala mucho mayor que el viaje a la Luna.

Mientras que la Luna está a "solo" 386 mil kilómetros de la Tierra, la distancia entre Marte y nosotros varía entre 75 y 380 millones de kilómetros. Esto significa que, con la tecnología disponible, el viaje a Marte duraría poco menos de tres años (ida y vuelta). Primero serían unos 260 días para alcanzar Marte. Una vez en el planeta rojo los astronautas tendrían que quedarse unos quince meses ahi, hasta que Marte y la Tierra esten en posiciones favorables para que el regreso dure otros 260 días. A diferencia del viaje a la Luna, de solo tres días, ir a Marte requiere no sólo ser capaces de sobrevivir en un planeta frio, seco y con una atmósfera tenue de composición química desfavorable, sino también soportar el ambiente acotado de una nave espacial.

Incluso sin considerar cómo podrían humanos sobrevivir en el ambiente marciano, la tarea parece estar fuera de nuestro alcance. En las últimas décadas buena parte del esfuerzo en astronaútica ha sido en el estudio de los efectos de la permanencia en el espacio. En un ambiente sin gravedad los fluidos del cuerpo tienden a distribuirse por todo el cuerpo, adelganzando las piernas e inflando la cara, el corazón y otros órganos. La espina dorsal tiende a alargarse y con ella el astronauta, que puede alcanzar a medir unos cinco centímetros mas que en la Tierra, desarrollando dolores de espalda. El sistema inmunológico y algunos músculos se debilitan. Al percibir demasiado fluido, el cuerpo empieza a excretarlo, junto con calcio, electrolitos y plasma sanguíneo. Como resultado, astronautas que permanecen en el espacio mas de un par de semanas empiezan a padecer anemia y, tal vez mas preocupante, un debilitamiento de los huesos conocido como osteoporosis. En un viaje tan prolongado como el ir a Marte un astronauta físicamente apto, con huesos mas sólidos que el promedio de las personas, alcanzaría un grado de osteoporosis tan severo que el primer paso en Marte podría significar, mas que un gran salto para la humanidad, una pierna rota a cientos de millones de kilómetros del hospital mas cercano.

Por si fuera poco, un astronauta en misión a Marte puede esperar una dosis de radiación cientos o miles de veces mayor que en el ambiente terrestre. Esta radiación se debe a los rayos cósmicos, partículas que tienen energías miles o millones de veces mayores que las emitidas por substancias radiactivas, para las cuales no existe blindaje efectivo. Y aunque aun no sabemos como se traduce en términos del riesgo de desarrollar cancer, es altamente probable que tengan un impacto negativo en nuestro organismo.

A los efectos fisiológicos de la ingravidez y la hostilidad del ambiente espacial hay que agregar el factor psicológico, el estrés que puede desarrollarse cuando unos pocos individuos deben compartir un ambiente acotado y limitado por tres años. Dado que un mensaje entre la Tierra y la astronave podría tardar unos veinte minutos en ir y otros tantos en regresar, los astronautas estan completamente a merced cada uno de los otros. El comportamiento, la ansiedad y la depresión tendrían un papel mas importante que en las breves misiones lunares.

Aun asi, agencias espaciales siguen investigando la posibilidad de un viaje a Marte y hay astronautas dispuestos a permanecer mas de un año en órbita con el fin de probar que es posible llegar al planeta rojo. Ha habido beneficios directos de estos estudios, siendo un ejemplo concreto una mejor comprensión de males comunes como la osteoporosis y posibles formas de atenuar o remediar este mal. Y aunque el desarrollo de la estación espacial será fundamental para estudiar con mas detalle la adaptación del hombre al ambiente espacial, tal vez la única forma de saber si podemos ir a Marte será intentándolo. Sin duda una empresa digna del naciente siglo XXI.


Esperanza Carrasco Licea & Alberto Carramiñana Alonso
Diario Síntesis, 13 de marzo del 2001

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