Astronomía milimétrica


Mencionabamos en los dos artículos anteriores el surgimiento y la importancia que adquirió la radioastronomía en nuestro siglo. Las observaciones pioneras de Jansky y Reber en los treintas abrieron el camino a una visión nueva del Universo, diferente y complementaria de la que los telescopios ópticos nos han proporcionado los últimos trescientos y pico de años.

El poder observar emisiones de radio junto con luz de los astros es posible gracias a que las ondas de radio y la luz son dos expresiones de un mismo fenómeno físico: las ondas electromagnéticas. Todas las ondas de este tipo viajan por el vacio con la misma velocidad: casi 300,000 kilómetros por segundo. Estas ondas, o radiaciones, se clasifican en radio, infrarrojo, luz visible, ultravioleta, rayos X y rayos gamma, según su longitud de onda. Las ondas de radio tienen longitudes de onda largas: AM corresponde a mas de 300 metros de longitud de onda, mientras que FM queda por ahí de 3 metros. La luz visible tiene longitudes de onda mucho mas pequeñas: la luz azul tiene una longitud de onda de 0.4 micras, la amarilla de 0.58 micras, y la roja de 0.7 micras (1 micra es un milésimo de milímetro). El infrarrojo puede separarse burdamente en la parte cercana a la luz visible, "el infrarrojo cercano" y la parte cercana a las ondas de radio, "el infrarrojo lejano". Luz del cercano infrarrojo tiene una longitud de onda de entre 1 y 10 micras, mientras que el infrarrojo lejano cae en centenares de micras. La frontera entre el lejano infrarrojo y las ondas de radio de muy alta frecuencia está en la región de las microondas, por ahí de un milímetro.

Una de las "regiones" poco exploradas de este arcoiris extendido es la de las microondas, radiación con longitud de onda de 1 milímetro. Lo que se estudia con este tipo de radiación es distinto que lo que ven los telescopios convencionales: las estrellas brillan principalmente con luz visible e infrarroja, y un telescopio que solo detectara radiación de longitud de onda de 1 milímtro (denominado telescopio milimétrico) no nos sirve para estudiarlas directamente. Por otro lado, existen gigantescas nubes de gas y polvo muy frías, como a -260 grados centígrados, que son idóneas para ser estudiadas con un telescopio milimétrico. Sabemos que las estrellas nacen en estas nubes y el estudiarlas es fundamental para entender este proceso de nacimiento. Un telescopio de este tipo suficientemente potente podría ayudarnos a ver la formación de estrellas en galaxias muy lejanas, enseñandonos de hecho como se formaron las galaxias, hace miles de millones de años.

El proyecto científico mas grande de México, de hecho un proyecto binacional con Estados Unidos, es la construcción de un telescopio de 50 metros de diámetro para astronomía milimétrica. El costo estimado de este telescopio es de 47 millones de dólares: la mitad a ser aportada por la parte mexicana, el INAOE de Tonantzintla, y la otra mitad por la Universidad de Massachusetts. Comparado con otros proyectos científicos importantes en el mundo, el gran telescopio milimétrico (o GTM) no es caro: el telescopio espacial Hubble costó cerca de 2,000 millones de dólares. Sin embargo, la situación de nuestro país no nos permite considerar proyectos de esta magnitud, y de hecho el GTM es probablemente la forma menos costosa de alcanzar la punta en una área específica de la astronomía. El proyecto GTM tiene como objetivo proporcionar un instrumento de liderazgo en astronomía milimétrica y, al mismo tiempo, desarrollar en México nueva tecnología que pueda ser aplicada mas allá de la astronomía y la ciencia.

Con el propósito de fomentar el estudio de la astronomía milimétrica, estrechamente relacionada con la formación estelar, el campo principal de trabajo de la astronomía mexicana, el INAOE está llevando a cabo una escuela internacional sobre astronomía milimétrica. Cerca de 30 científicos y estudiantes de posgrado de diversas partes del mundo estaran reunidos durante tres semanas en Tonantzintla para discutir los avances mas recientes e importantes. Estos expertos intercambiaran su conocimiento e ideas con investigadores y estudiantes nacionales, quienes al iniciar el próximo siglo tendrán el desafío de trabajar con uno de los instrumentos mas poderosos del mundo: el Gran Telescopio Milimétrico.


Esperanza Carrasco Licea & Alberto Carramiñana Alonso
Diario Síntesis, 16 de Julio de 1996