Objetos celestes para telescopios pequeños:
III. cúmulos de estrellas


La lejanía entre el Sol y las demás estrellas contrasta con la idea de que las estrellas nacen en grupos. Sin embargo, sabemos que las estrellas nacen al fragmentarse gigantescas nubes de gas, cada fragmento colapsándose bajo su propio peso para formar una o mas estrellas. El ejemplo mas evidente es el de las Pléyades, un grupo de seis o siete estrellas que abarcan un área poco mayor que la Luna, fácilmente identificable a simple vista y a veces conocido como las "siete hermanas" o las "siete cabrillas". Con binoculares claramente se ven muchas mas estrellas, e incluso con un telescopio pequeño es posible ver un centenar de estrellas. Las Pléyades son uno de los pocos objetos cuyo esplendor sobrevive en los cielos urbanos. Fotografías muestran un velo azul (no perceptible a través del ocular) de gas rodeando a estas estrellas que se formaron hace "tan sólo" unos cincuenta o cien millones de años.

Las Pléyades son el mas famoso de los cúmulos abiertos que habitan la Vía Láctea, los cuales contienen centenares o miles de estrellas. Muchos de estos cúmulos son mejor observados mediante binoculares potentes -de preferencia sostenidos con un tripie- o telescopios pequeños con baja magnificación, siendo mas importante el cubrir la mayor extensión posible del campo de estrellas, que el detalle. De hecho las Pléyades no son el mas cercano de los cúmulos abiertos, recayendo esa distinción en las Hyadas, un grupo de estrellas menos numeroso que las Pléyades localizado junto a Aldebarán, la estrella mas brillante de la constelación de Tauro, la cual no pertenece al cúmulo. Las Hyadas son un grupo mas viejo y abierto que las Pléyades, que abarca unos tres grados. Otros cúmulos abiertos notables son el cúmulo doble de h y Xi Persei y el de Praesepe en la constelación de Cancer, el cual a simple vista aparece como una nebulosidad, pero basta un pequeño telescopio para distinguir las estrellas que lo integran. Un cúmulo notable, mas débil y más dificil de observar es NGC 4755, conocido como "la Caja de Joyas". Notable por la hermosa superposición de estrellas rojas y azules, este joven cúmulo se encuentra junto a la estrella beta de la Cruz del Sur, por lo que apenas es visible desde latitudes como la de Puebla y Tonantzintla, levantándose solo diez grados por encima del horizonte en dirección del Sur. Para poder apreciarlo se recomienda observarlo desde una montaña alejada de la iluminación urbana.

No sólo las estrellas mas jóvenes se encuentran en grupos. Además de los cúmulos abiertos, en la Vía Láctea hay cúmulos mucho mas compactos, conocidos como cúmulos globulares. De aspecto predominantemente esférico, los cúmulos globulares contienen cientos de miles, o hasta millones, de estrellas en un radio de algunos cientos de años luz. A diferencia de los cúmulos abiertos, los cúmulos globulares son objetos muy viejos, de hecho los mas viejos que conocemos en la Vía Láctea. Algunos cúmulos globulares son perceptibles a simple vista desde sitios oscuros. Los mas notables, Omega Centauri y 47 Tucanae, son objetos del Sur; Omega Centauri está cerca de "la Caja de Joyas" y puede ser observado desde las cercanías de Puebla en las mismas condiciones (un sitio oscuro con el horizonte despejado al Sur). 47 Tucanae está demasiado al Sur para los habitantes de México. En el cielo del Norte destacan M3, en Canes Venati, M13, en Hércules y M15, en el Pegaso, todos al umbral de percepción del ojo (magnitud entre 5 y 6). Los mas grandes subtienden un ángulo equivalente al de media luna y para su observación puede uno alternar distintos grados de magnificación. Para poder distinguir estrellas individuales es necesario un telescopio con una apertura no menor a ocho pulgadas.


Esperanza Carrasco Licea & Alberto Carramiñana Alonso
Diario Síntesis, 6 de junio del 2000

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