La precesión de los equinoccios


Hoy, a las 13:31 Tiempo Universal, o las 7:31 de la mañana en el centro de México, se dió el primer equinoccio de primavera del siglo XXI y con él empezó la primera primavera del tercer milenio (o empezará, si acaso algún excepcional lector lee este artículo antes de tal hora). El eje de rotación de la Tierra, que viene siendo la línea imaginaria que une a los polos Norte y Sur atravesando el centro de nuestro planeta, está inclinado un poco mas de 23 grados en relación al eje de la órbita de la Tierra alrededor del Sol. Cómo consecuencia hay una época del año en que el polo Norte está mas iluminado por el Sol que el polo Sur y otra, seis meses después, en la que el polo Sur está mas iluminado que el polo Norte. La primera época corresponde al verano del hemisferio Norte e invierno del hemisferio Sur y la segunda al invierno del hemisferio Norte y verano del hemisferio Sur. Las estaciones provienen de la geometría entre el eje de la Tierra y el plano de la órbita alrededor del Sol y, desde nuestro punto de vista, se manifiestan en que la trayectoria del Sol en su deambular diario varía a lo largo del año. Dos veces al año vemos que el Sol cruza el ecuador celeste, la primera vez yendo hacia el Norte y la segunda hacia el Sur. El primer punto corresponde al equinoccio de primavera y el segundo de otoño. En resumen, fué (será) hoy a las siete y media que el eje de rotación de la Tierra estará alineado con el eje de su movimiento de translación alrededor del Sol, marcando el inicio de la primavera (para los habitantes del hemisferio Norte; el otoño para los del hemisferio Sur).

Los astrónomos tienen ubicados en el cielo los dos puntos imaginarios de la bóveda celeste en los cuales se cruzan el ecuador celeste (definido por el eje de rotación de la Tierra) con la eclíptica (el plano del movimiento de la Tierra alrededor del Sol). El punto que corresponde al equinoccio de primavera se denomina el punto vernal y desde la antig&uumul;edad ha servido como punto de referencia para definir las posiciones de las estrellas en el cielo. Un siglo antes de la era Cristiana Hiparco, creador del primer catálogo de estrellas que se conoce, se percató que el punto vernal en realidad se desplaza casi un minuto de arco cada año, de manera que da una vuelta alrededor del ecuador celeste cada 25770 años. Este movimiento, conocido como la precesión de los equinoccios, puede parecer minúsculo; sin embargo, es suficiente grande para poder ser apreciado por Hiparco sin necesidad de algún telescopio y debe ser tomado en cuenta por los astrónomos a la hora de apuntar el telescopio a algún objeto celeste. La precesión de los equinoccios es también la causa de que el polo Norte celeste se mueva con respecto a las estrellas, de manera que la estrella polar no siempre ha estado tan cerca del polo Norte como lo está hoy en dia, siendo menor a un grado la separación entre la estrella polar y el polo celeste. Hace mil años la estrella polar estaba a 5 grados del polo celeste y dentro de doce mil años será Vega la estrella brillante mas cercana al polo. La precesión de los equinoccios ha tenido también repercusión en el establecimiento del calendario, ya que ocasiona que cada cuatro años la llegada de la primavera se vaya retrazando poco mas de una hora. El calendario Juliano, en voga hasta 1582, no consideraba este pequeño retrazo y la llegada de la primavera se habia adelantado cerca de dos semanas. El calendario Gregoriano resta tres dias (bisiestos) cada cuatrocientos años para asegurar que la llegada de la primavera se de aproximadamente en una misma fecha, siendo inexistentes por ejemplo los dias 29 de febrero de los años 2100, 2200 y 2300.

Existe una analogía de la vida diaria que se usa normalmente para explicar el fenómeno de precesión: el movimiento de un trompo. Un trompo, además de girar alrededor de su propio eje, mucha veces tiene un movimiento del mismo eje de rotación que popularmente se dice "hace trompitos". Este movimiento se denomina en física "movimiento de precesión". Este movimiento se da en objetos que no son esféricos. La precesión de los equinoccios es manifestación de un movimiento de precesión, en escala mayor y mucho mas lento que el de un trompo, por parte de la Tierra. La Tierra no tiene una forma perfectamente esférica, debido a que la Luna jala con mayor fuerza la parte de la Tierra mas cercana a ella, deformando (ligeramente) nuestro planeta. La pequeña aesfericidad de la Tierra, no tan marcada como la de un trompo, es responsable del movimiento de precesión.


Esperanza Carrasco Licea & Alberto Carramiñana Alonso
Diario Síntesis, 20 de marzo del 2001

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