El sistema solar: desde la antigüedad hasta la era espacial


No es extraño que los objetos que mas llamaron la atención de los pobladores de civilizaciones antiguas hayan sido los del sistema solar. En muchas culturas el Sol, la Luna y los cinco planetas visibles a simple vista ocuparon un lugar importante dentro de la religión: por ejemplo, en la civilización nahuatl, Tonatiuh es el dios que se identifica con el Sol, Metztli es la Luna y Huey Citlalin, la gran estrella, es Venus. Entre los griegos Mercurio es el mensajero de los pies alados, el que se mueve mas rápido en los cielos. Marte, por color rojo sangre, es el dios de la guerra; Júpiter, o Zeus, es el dios supremo y Saturno es el padre de Júpiter que devora sus hijos al nacer (Júpiter se le escapó y después lo destronó).

Se requiere observar el cielo algunas noches seguidas para percatarnos de que los planetas se mueven con respecto a las estrellas, recorriendo las constelaciones zodiacales. Las creencias religiosas antiguas han sobrevivido hasta la fecha dentro de la astrología. De hecho, frecuentemente los astrólogos están mejor enterados de las posiciones de los planetas que los astrónomos, quienes después de haberlos estudiado minuciosamente se dedican a ver otros fenómenos de los que sabemos menos, como las galaxias lejanas o los vestigios de la formación del Universo.

En realidad no fué hasta finales del siglo XVI y principios del siglo XVII cuando realmente empezamos a aprender acerca de la naturaleza del Sol y los planetas. Nicolas Copérnico demostró alrededor de 1580 que los planetas giran alrededor del Sol, y no el Sol y los planetas alrededor de la Tierra. Galileo, al ser el primer hombre en estudiar los planetas con un telescopio, empezó a ver la naturaleza de la Luna, de Venus y de Jupiter, donde descubrió cuatro lunas. Unos años después Kepler, basandose en observaciones hechas a simple vista por el astrónomo danés Tycho Brahe, mostró que los planetas se mueven alrededor del Sol siguiendo elipses (los cometas y asteroides también hacen esto) y que existe una relación entre la distancia del planeta al Sol y el tiempo que tarda en recorrer su órbita (es decir, su ``año''). La llamadas leyes de Kepler sirvieron para que Newton formulara la ley de la gravitación universal. Fué también en el siglo XVII cuando Huygens descubrió que Saturno está rodeado por un anillo.

Entre los descubrimientos mas relevantes de los siglos siguientes se hayan los de nuevos planetas. William Herschel topó en 1781 con Urano, que primero pensó que era un cometa pero rapidamente se dió cuenta que la órbita correspondia a la de un planeta. En los años que siguieron los astrónomos se dieron cuenta que Urano se movía en forma rara, como si algo lo estuviera jalando ligeramente. Después de largos cálculos, dos matemáticos, John Adams en Inglaterra y Urbain Leverrier en francia llegaron a la misma conclusión: la existencia de un octavo planeta mas allá de Urano. Ambos predijeron con exactitud donde debería estar y en 1846 Johann Galle encontró a Neptuno en la posición predicha. El descubrimiento de Plutón en 1930 es una historia mas larga e interesante que en su momento contaremos. Algo que tuvieron en común durante muchos años estos objetos fué nuestra casi total falta de conocimiento acerca de su naturaleza. Mientras que en el siglo pasado y la primera mitad del siglo XX fué posible aprender de los demás planetas mediante el estudio con telescopios, Urano, Neptuno y Plutón estan tan lejos que no podemos verlos con detalle. Esta situación prevaleció hasta hace 10 años, cuando con la llegada de la nave viajero 2 a Urano pudimos ver este planeta con inimaginable lujo de detalle.

El lanzamiento del satélite soviético Sputnik 1 abrió la era espacial en 1957. A partir de entonces se vislumbró la posibilidad de enviar naves a otros planetas, estudiarlos de cerca y transmitir la información a la Tierra. De esta forma, en un par de décadas hemos aprendido tanto o mas de nuestro sistema solar como lo habiamos hecho desde la antigüedad.


Esperanza Carrasco Licea & Alberto Carramiñana Alonso
Diario Síntesis, 13 de febrero de 1996


Una disculpa a nuestros lectores por un error cometido en el artículo anterior (``Meteoritos''). El meteorito visto recientemente en el estado de Puebla ocurrió el domingo 28 de Enero y no el lunes 29 de Enero. Ya corregimos este error en nuestra versión Internet.