Telescopios para aficionados


La astronomía es una de las pocas ciencias donde la comunidad de aficionados juegan un papel importante, monitoreando el cielo constantemente en bésqueda de cometas, meteoritos, novas y supernovas, y en el estudio de estrellas variables. La mayor parte de estas observaciones se hacen con telescopios pequeños y dedicación. Muchos astrónomos aficionados son concientes del problema de la contaminación lumínica y forman un grupo social importante para atacarlo. Hay afición por la astronomía a todos los niveles, y además de los aficionados dedicados, hay mucha gente que cuenta con un telescopio pequeño para ocasionalmente dar un vistazo al cielo. Es una fortuna que con un telescopio modesto es posible ver mucho mas de lo que nuestra visión permite: detalles de algunos planetas, estrellas dobles y cémulos de estrellas, nebulosas e incluso galaxias cercanas pueden verse con telescopios de fabricación propia.

Entre las características a considerar en un telescopio destacan la apertura, el aumento y la montura. La apertura es el diámetro de la lente o espejo del telescopio. Los telescopios formados por lentes, llamados refractores, son generalmente mas pequeños y tienen aperturas que van desde unos 5cm hasta 10cm; los telescopios que colectan luz mediante un espejo son llamados reflectores, y tienen aperturas mayores, frecuentemente entre 10cm (4 pulgadas) y 20cm (8 pulgadas). Existen telescopios reflectores para aficionados de mayor apertura (digamos 40cm o 16 pulgadas), menos coménes mas que nada por su costo. La apertura del telescopio determina el poder para colectar luz y, por tanto, para observar objetos débiles. Se recomienda una apertura de por los menos 10cm para un primer telescopio, siendo 20cm un buen compromiso entre costo y potencia. Aun asi, un refractor de apertura modesta, digamos 6cm, con una buena montura, puede ser una buena primera elección al ser fácil de emplear.

Una creencia comén es que el aumento (o magnificación) es una de las características mas importantes de un telescopio. Esto es correcto hasta cierto límite. Por sus dimensiones, nuestro ojo está limitado a percibir detalles de un minuto de arco, que viene siendo un treinteavo del tamaño aparente de la Luna en el cielo. Con un telescopio que tenga un aumento de 60 veces, podemos percibir detalles 60 veces mas pequeños, es decir de un segundo de arco. En los telescopios con diseños comunes la magnificación depende de la apertura y del lente ocular que se emplea. Sin embargo, la atmósfera terrestre limita la claridad de imágenes celestes justamente a escalas de un segundo de arco, por lo que simplemente no tiene mucho caso ir mas allá que un aumento de 60 veces, o 100 veces cuando mucho. Cuando se observa con este tipo de aumento las cualidades del sitio de observación vienen siendo el punto crítico. Además de que en muchas ocasiones se busca tener un campo de visión amplio, lo que se contrapone a un gran aumento, como por ejemplo al observar un cémulo de estrellas o una nebulosa extendida.

En cuanto a las monturas, las dos monturas mas coménes son la altacimut y la ecuatorial. La primera es comén en telescopios de uso terrestre (por ejemplo en teodolitos) y usa como referencias el cenit y el horizonte. Mas cómoda para observar el cielo es la montura ecuatorial, que emplea como referencia el Norte (o Sur si uno vive en el Hemisferio Sur) y requiere una buena alineación del telescopio. En el Hemisferio Norte está se hace alineando el eje del telescopio con la estrella Polar. La ventaja principal de una montura ecuatorial es que permite seguir el movimiento aparente de los astros en el cielo movimiendo en forma contínua uno de los ejes (en el caso de monturas altacimut se requiere mover conjuntamente ambos ejes). En algunos casos la rotación de la bóveda celeste se compensa con un algén motorcito o mecanismo de relojería, permitiendo observar un solo objeto por largos periodos de tiempo. Este es un requisito necesario en el caso de la fotografía astronómica.

Con demasiada frecuencia el interés de alguien por observar el cielo se ve mermado por el no saber "a qué apuntarle". En los próximos artículos daremos una breve introdución a objetos celestes para telescopios pequeños. Próximo martes, misma columna!


Esperanza Carrasco Licea & Alberto Carramiñana Alonso
Diario Síntesis, 16 de mayo del 2000

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