La misión Vikingo en busca de vida en Marte


En 1877 el astrónomo italiano Giovanni Schiaparelli reportó haber observado una intrincada red de canales en la superficie de Marte. Con este anuncio despertó un desmedido interés por el planeta rojo, ya que se consideraba la posibilidad de que dichos canales pudieran ser obra de alguna civilización avanzada. En 1897 H.G. Wells publicó la famosa novela de ciencia ficción "La guerra de los mundos", en la cual imaginó la invasión de nuestro planeta por una civilización marciana hostil y mas avanzada. La idea de que Marte podía ser habitada por este tipo de seres se adentró en el siglo XX: en 1938 el joven Orson Welles cobró fama al adaptar a una versión radiofónica la novela de H.G. Wells, localizando el sitio de la invasión en el este de Estados Unidos, en vez de en Inglaterra como sucedía en la novela. La narración de Orson Welles, quién después fuera un excelente actor de cine, fué tan fidedigna, que cundió el pánico cuando millones de personas que la escucharon creyeron que efectivamente, nuestro planeta acababá de ser invadido por los marcianos.

Uno de los astrónomos mas famosos del final de siglo pasado y principios del presente, Percival Lowell, fundó en 1894 el observatorio de Flagstaff, desde donde observaría con detenimiento a Marte. Lowell aseguró haber observado los canales de Schiaparelli y dibujó varios mapas de Marte mostrando estos canales. Lowell fué mas allá y especuló que estos canales servian para transportar agua de los casquetes polares marcianos a las zonas ecuatoriales. Basado mas que nada en la obsesión, creyó que Marte estaba habitado por seres altamente inteligentes. Sin embargo, en 1907 Alfred Wallace tuvo a su cargo la revisión de uno de los libros de Lowell. Wallace demostró que los cálculos de Lowell acerca de la temperatura de Marte, y de su atmósfera, eran incorrectos y que las condiciones de dicho planeta no permitian la presencia de agua en cantidades apreciables. Wallace concluyó, acertadamente, que no podía haber vida inteligente en Marte. Para reivindicar a Percival Lowell es justo mencionar que algunas de sus aportaciones científicas fueron determinantes para descubrir al planeta Plutón.

Hoy sabemos que estos canales no existen y que muy probablemente Lowell, convencido de estar realizando un gran descubrimiento, los veía en su imaginación. Por otro lado, Wallace descartó la presencia de vida inteligente en Marte, pero no mencionó la posibilidad de microorganismos. Desde los inicios de la exploración espacial de nuestro sistema solar se consideró la posibilidad de buscar vida microscópica en Marte. En 1971 una nave enviada por la Unión Soviética, el Mars 3, se posó sobre la superficie marciana, pero dejó de transmitir 20 segundos después de este logro. En aquel entonces los Estados Unidos estaban planeando la misión Vikingo, que consistía de dos naves gemelas, la primera de las cuales debía posarse en la superficie de Marte el 4 de Julio de 1976, fecha del bicentenario estadounidense. Al acercarse el Vikingo 1 a Marte pareció que el sitio seleccionado originalmente para el "amartizaje" era demasiado peligroso y se decidió aplazar la operación, misma que fué realizada 16 dias después.

La parte mas dificil de la misión Vikingo fué el decidir cómo buscar vida microscópica. Se seleccionaron tres experimentos que consistian en proveer "comida" y checar si los microorganismos marcianos la absorbian y transformaban. Parte de las pruebas consistian también en detectar la "respiración" de estos microorganismos. La idea era buscar alguna reacción química debida a la presencia de vida microscópica. Al parecer dos de la tres pruebas dieron resultados positivos y los científicos involucrados empezaron a creer que habian encontrado las primeras señales inequivocas de vida fuera de la Tierra. Sin embargo un análisis mas cuidadoso mostró que los resultados de estas pruebas no eran conclusivos y las reacciones observadas podían no estar relacionadas con la presencia de vida.

Sin embargo, tampoco podemos asegurar que no hay vida microscópica en Marte. Solo se exploraron dos partes de Marte y los experimentos realizados fueron muy limitados, en parte por cuestiones de presupuesto. Incluso existe la posibilidad de que las reacciones químicas registradas por las naves Vikingo hayan sido causadas por microorganismos. Sin embargo, con ejemplos como el de Lowell, la historia nos ha enseñado que debemos ser cautos con la búsqueda de vida fuera de nuestro planeta, un tema que por su potencial trascendencia se presta enormemente al sensacionalismo.


Esperanza Carrasco Licea & Alberto Carramiñana Alonso
Diario Síntesis, 23 de Julio de 1996