La atmósfera de la Tierra


La atmósfera de la Tierra se extiende algunos miles de kilómetros hasta mezclarse con el medio interplanetario. La mayor parte de la atmósfera, un 85% de su masa, está contenida en su capa inferior, de unos 10 a 15 kilómetros de grosor, denominada la tropósfera. Es en la tropósfera donde se da la vida, donde está contenida la mayor parte del vapor de agua y donde se dan los fenómenos metereológicos, es decir los ciclos de evaporación y precipitación de agua.

Por sus dimensiones la atmósfera terrestre es en realidad una parte muy pequeña del plantea: está formada por una millonésima parte de la materia de la Tierra. Incluso los océanos tienen unas 700 veces mas masa que la atmósfera. Y sin embargo, de no existir esta atmósfera no podría haber vida en nuestro planeta.

Una atmósfera es una capa de gas que rodea a algún astro. En nuestro sistema solar solo ocho lunas o planetas tienen una atmósfera digna de consideración: la Tierra, Marte, Venus, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Titán, la luna mayor de Saturno. El que un planeta tenga una atmósfera es necesario para poder albergar vida; sin embargo no es suficiente. Como mencionamos en un artículo anterior ("Venus, el planeta de efecto invernadero", Síntesis, 15 de Abríl), la atmósfera de Venus es hostil a la formación de vida, ya que propicia temperaturas de 500 grados centígrados y presiones 90 veces mayores que las de nuestra atmósfera. Por otro lado, la presión de la atmósfera de Marte es menos del 1% de la terrestre, al parecer demasiado tenue para sostener vida macroscópica. La Tierra es el único planeta que conocemos, con una atmósfera que permite la existencia de agua en sus tres estados: líquido, sólido y gaseoso. Esto se debe en parte a que la distancia del la Tierra al Sol es la apropiada y en parte a que la Tierra tiene la masa idónea para tener una atmósfera adecuada. En contraste, la Luna, que se halla practicamente a la misma distancia del Sol, es demasiado pequeña y su atracción gravitacional no es suficiente para que tenga una atmósfera apreciable.

Las atmósferas de Venus y Marte están compuestas principalemente de dióxido de carbono, mientras que la de Júpiter y los demás planetas gigantes contienen principalmente hidrógeno. La atmósfera de la Tierra es única también en su composición química: 78% nitrógeno, 21% oxígeno, 1% argón y entre 0 y 2% vapor de agua, dependiendo de las condiciones metereológicas locales. Se cree que tal composición no es la que tenía la atmósfera en el pasado lejano, hace miles de millones de años. Al parecer la atmósfera original de la Tierra era mucho mas densa y estaba constituida principalmente por vapor de agua, dióxido de carbono (gas del efecto invernadero) y un poco de nitrógeno. Al enfriarse la Tierra la gran mayor parte del vapor de agua pasó a formar los océanos. El dióxido de carbono fué absorbido por los océanos y posteriormente se depositó en rocas. El nitrógeno, al ser un gas que reacciona muy poco qímicamente, pasó a ser el constituyente principal de la atmósfera.

La parte mas interesante de la historia de la atmósfera terrestre tiene que ver con la formación del oxígeno. Sabemos que ni los procesos químicos directos, ni los procesos geológicos como la actividad volcánica producen oxígeno. El oxígeno que existe en nuestra atmósfera fué y es producido por organismos como plantas y algas mediante el proceso de fotosíntesis. Al mismo tiempo estos organismos produjeron ozono. Durante 4000 millones de años la cantidad de ozono fué insuficiente para permitir vida fuera de los oceános. Gracias a la vida marina la atmósfera terrestre alcanzó, hace unos 600 millones de años, niveles de ozono suficientes para absorber la dañina luz ultravioleta y con ello permitir que se diera la vida sobre los continentes. Y así, gracias a la existencia simultánea de mares, continentes, y agua, la atmósfera eventualmente permitió que se diera la vida humana.


Esperanza Carrasco Licea & Alberto Carramiñana Alonso
Diario Síntesis, 30 de Abríl de 1996